sábado, 28 de octubre de 2017

miércoles, 11 de octubre de 2017

Octubre, 35


De todos los octubres que me han dado
algunos no recuerdo o me han herido:
octubres que se han muerto o que he vivido
sangrando una tristeza que he sangrado.
De todos los octubres que ha parido
el tiempo en el que he sido destinado,
hay uno que en mis centros llevo hincado
que no conoce el río del olvido.
Allí me esperas. Voy. Porque a tu lado
sólo ese octubre es siempre, sin pasado,
sin otro nombre sino el que he querido.
Ser a tu lado amado es ser amado,
y ser octubre entre tus brazos pido
con la memoria del enamorado.





De la caricia


Fue de tu mano en sencillez morena
requiebro dulce y suavidad de luna; 
gesto feliz que ha puesto en mi fortuna
la oliva de tu sangre y yerbabuena.
Fue como el aire tibio y la laguna
que silba arrullos, placidez serena,
mimbre de gozo que tu mano truena
y cimbra un sueño que tu voz acuna. 
Como la espuma, besa mansamente
los ojos y la sien de un peregrino
que fue de tu caricia ciudadano.
Y desde entonces, agua de tu fuente,
cada reparo que halla en el camino
es refugio que brota de tu mano.  




lunes, 9 de octubre de 2017

Del fuego


Como un incendio y nace en tu mirada,
brasa que fulge, es de tu estirpe sola:
la llama que me luce y tornasola,
la estrella en la que siempre estás bordada.
Eras el fuego, el sol de la amapola,
eras celeste ardiendo de dorada,
y en rescoldos de amor iluminada
eras el aire mismo de la aureola.
Y yo que a tu calor color me hacía
rojo de hierro, antorcha ya despierta,
porque en tu fragua en blanco me volvía.
Me hiciste hoguera en que tu luz se vierta,
y como un ascua en ti resplandecía:
apenas consumida, descubierta.   





jueves, 5 de octubre de 2017

De la lluvia


El oscuro fragante de tu pelo
vagaba por el aire en la tormenta:
gozo en el centro mismo que alimenta
el cielo de tu pelo, el mismo cielo.
Llovizna en plata el viento, sabe a menta
y esparce mi alegría, aguza el celo
con que mis ojos celan el pañuelo
que cubre el pelo que se te insolenta...
Como una niña vas, la lluvia crece
y te estoy viendo ser como la lluvia
furiosa y fresca, y sin sosiego amada.
Mi antiguo corazón, quieto, se mece
en la memoria que feliz diluvia
recuerdos de tu risa enamorada. 




miércoles, 4 de octubre de 2017

Del canto


Me dice el ruiseñor que en la mañana
tu canto lo despierta y enamora
(como entonces a mí, a él ahora...)
con su belleza límpida y temprana.
Todavía es tu voz, tu cegadora
voz de lirio, tu voz samaritana,
que sobre la memoria canta y mana
una nostalgia dulce llamadora.
Porque a tu canto vuelve y encendida
cada tarde sonora en tu regazo,
y el mundo niño que te vio conmigo.
Y al aire de tu voz nunca perdida,
en gracia musical, vuelve tu abrazo
hecho del canto que me dio tu abrigo.



martes, 3 de octubre de 2017

Del río


Por la llanura libre va tu río
que viene a mí sin voz y mansamente
y lo dejo correr. Con la corriente
dejo que vaya todo lo que es mío.
Es tuyo y mío el río, pues su fuente
fluye en nosotros con amor bravío,
que es navegante y a la vez navío
en su coraje líquido y torrente.
Miro en la margen que miramos juntos
el árbol viejo que supimos nuevo
cuando era el mundo cántico y promesa.
Y tiernos y aromados contrapuntos,
que de tu río en la memoria llevo,
vuelven a mí, cuando tu voz regresa.




lunes, 2 de octubre de 2017

Del cedro


Bajo el cielo y tu cedro se dormía
octubre, entre panales y azareros;
bullicios de dulzores y entreveros
de aromas verdes, que tu cedro había.
A su sombra, olvidé los pasajeros
amores que la luna me ofrecía.
Y en su raíz mi savia renacía
y prometía frutos venideros.
Jardinero que dio en otros jardines,
el tiempo recorrió la vida entera
secando limoneros y jazmines.
Hoy es octubre, como aquel que fuera,
y el cedro azul que abraza tus confines
aún me da tu aroma y su madera.




domingo, 1 de octubre de 2017

De la noche


Final de un día de una primavera.
Calle infinita con su luna clara
en la ciudad dormida, quieta y rara,
como si en ella el tiempo no ocurriera.
(Vi a una estrella esculpir sobre tu cara
en verde y plata la dulzura entera,
y una ternura como nunca viera,
que en tu frente alumbró como una tiara.)
La noche anduvo por la calle al paso
que la alegría diera a los errantes
más inocentes que la noche tuvo.
Y como un mar, sin alba y sin ocaso,
meciendo el gozo de sus navegantes,
tan quedamente así la noche anduvo
.